Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 may 2012

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

He aquí un listado de todo aquello que pese a lo aceptado o no que esté, es aterrador y poco deseable en la elegancia y buen gusto a la hora del vestir. Si lo lleva puesto, sepa que aún está a tiempo de quitárselo y quedar en bragas (o lo que sea) que siempre es mejor.

#1 Vaqueros:
El vaquero lo situamos en primer lugar, no por ser el menos elegante, sino porque seguro que lo lleva puesto, de manera que para seguir leyendo, quíteselo, como encomendamos antes.
Ahora que ya se lo ha quitado, prosigamos.
El vaquero (y con vaquero refiérese a tela vaquera y piezas que resultan della) es el préstamo más aceptado, popularizado (masificado más bien), y comercializado de entre el asunto del ropaje. El vulgar vaquero, ha devenido la prenda por excelencia, el básico imprescindible, la tripa de res donde meter las carnes para hacer el embutido urbano.
No se deje engañar por la infundada fiebre del vaquero: el vaquero no es ni moderno, ni cómodo ni funcional; ni siquiera es bonito. Como su propio nombre indica, el vaquero nace como una tela para empleo del trabajo, cómoda (en sus orígenes, no en su ajustada actualidad) y que aguanta todas las porquerías habidas. De ahí su razón de ser.
(estamos tan acostumbrados al vaquero que ya ni nos damos cuenta de lo feo que es)

Entonces, a qué santo! Como alguien puede pretender una elegancia llevando tal ropaje! Se trabaja acaso en la mina o arreando vacas? No!
Otra de las excusas urbanas para abusar (que ya ni llevar) vaquero es la supuesta comodidad o funcionalidad que aportan. Unos vaqueros, cómodos? Unos vaqueros, son lo más incómodo y asfixiante del mundo, y cuanto más “modernos” más lo son. Habrá cosa más incómoda que meter el bajovientre y los jamones en esa especie de funda dura, recosida, remachada, con bolsillos donde casi no cabe ni la mano, con escasa movilidad y que muestran lo indecente en el básico acto de sentarse? Será posible que personas compren a precio de prenda aceptable unos pantalones (o cual cosa sea) de una horrible tela y encima con aspecto de haber sido arrastrados por una vaca, con un villano dentro, por todo el lejano oeste hasta quedar desgastados e incluso rotos? Será posible!? Será algo de peor gusto?
Señores, (sobretodo señores) no hay nada más cómodo que unos pantalones tradicionales de vestir, con pinzas, normalmente sueltos y que no amenazan con esterilizarle las criaturas germinales.
Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos el vaquero.

#2 Chándal:
Para empezar, si lleva un chándal puesto, no comprendo que hace metido en este blog. El chándal no tuvo nunca su aquel, ni lo tendrá jamás (no, yo no tuve esa época cutre pubertosa del chándal y deportivas, yo iba de militar machorra que es mejor)
Como toda prenda fuera de lugar, éste género se lleva la palma, por vástamente extendido y hasta con tradición (de hecho hay gente que vive para llevar chándal, e incluso alardean de él mostrando marcas y modelos, y en fin, todas esas cosas tan risibles)
Llevar un chándal es del gusto más pésimo, pesimísimo, requetepésimo, y deplorable, patético, lastimoso, horripilante, nauseabundo y demás adjetivos, los peores que haya.
Únicamente aceptable para hacer deporte, que es para lo que existe, y ni eso.
 Sepa que puede hacer deporte con cosas más bonitas, e igual de cómodas; o mejor no haga deporte, es antielegante, consérvese fresca/o e impoluta en su urna.
Cuentos de Laskaponia

 

 

No hay comentarios: