Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

1 feb 2012

Demi Moore está avergonzada

Diez días después de su ingreso en un hospital de Los Ángeles, Demi Moore está avergonzada.
Así lo ha contado uno de sus portavoces. La actriz cree que su hospitalización por el abuso de sustancias puede distorsionar la imagen que ha cultivado en las últimas tres décadas y que ha pretendido que fuera brillante y glamurosa.
"Toda esta publicidad es lo peor que le puede pasar a Demi, que siempre ha intentado ser muy celosa de su intimidad. Ella está avergonzada
Este mismo portavoz asegura que su entorno le está haciendo ver a Moore que los últimos sucesos acaecidos en su vida pueden ser una oportunidad y no una maldición.
Seguidora de la Cábala, sus amigos aseguran que posee una gran espiritualidad. "Ella tiene una oportunidad real de crecer.
Debe de asumir la responsabilidad de su vida", añade el portavoz.
A sus casi 50 años, la actriz está intentando superar su separación de Asthon Kutcher ocurrida el pasado noviembre y buscando su sitio en Hollywood, que suele prescindir de las estrellas que llegan al medio siglo.
Según se ha sabido, Demi Moore sufrió convulsiones después de fumar una sustancia no revelada.
Así se desprende de la llamada efectuada desde el domicilio de la actriz en Los Ángeles a los servicios de emergencia. La persona informante describió a Moore, de 49 años de edad, como "semi-consciente y con problemas para respirar".
A preguntas de los servicios de emergencias, la mujer que da información sobre la actriz, identificada como Ru (podría ser una de las hijas de Moore llamada Rumer), añade: "La respiración no es normal. Tiene convulsiones, mucha agitación, está ardiendo".
Cuando la operadora le pregunta si Moore ha ingerido o fumado alguna sustancia, la mujer responde: "Fumaba algo que no era marihuana, pero es similar al incienso..."
"Ella ha tenido algunos problemas últimamente con otras cosas", añadió la informante. Preguntada por el operador si Demi Moore había vivido una situación similar antes, la voz femenina respondió: "Ha habido algunas cosas recientemente que todos estamos descubriendo".
Al final de la llamada, el estado de Moore parece mejorar. Entonces, un hombre le dice al operador desde el otro lado del teléfono: "Parece que se han calmado ahora ella está hablando".
El agente de la actriz aseguró el pasado miércoles al conocerse el ingreso de la actriz, que se había producido horas antes, que se debía a "una crisis de agotamiento".

Un documental rescata la figura cubista de María Blanchard

2012 no es el año de María Blanchard.
Pero casi. Después de tanto tiempo en segundo plano, pues su participación en la vanguardia parisiense de comienzos del siglo XX ha sido siempre reconocida a la sombra de Juan Gris, Lipchitz o Diego Rivera, por primera vez un documental rescata la figura de la pintora santanderina para situarla entre los grandes nombres de aquel momento de revolución de las artes. Rue du Depart 26. Érase una vez París, de Gloria Crespo, reivindica la trayectoria y méritos de Blanchard dentro del movimiento cubista justo el año en que la Fundación Botín y el Museo Reina Sofía han programado dos grandes exposiciones, que abarcan todas las etapas creativas de la artista, y cuando se celebra el 80 aniversario de su muerte.
"María Blanchard es una figura de primera línea. Estuvo en el centro de todo aquel suceso artístico y con personalidad propia, aunque fue injustamente tratada por la vida y por la historia", asegura Crespo.
El documental trata de hacer justicia y redescubrir a una artista cuya tara física –era jorobada– condicionó tanto su vida como la valoración que se ha hecho de su trayectoria, por lo que el verdadero valor de su obra y de sus aportes muchas veces han quedado relegados.
Crespo, que es editora gráfica de El PAÍS, estudió Bellas Artes y recuerda que sobre María Blanchard siempre se pasaba de puntillas "o ni siquiera se mencionaba".
De entonces viene su idea de profundizar en la vida de una mujer que sufrió lo indecible por su defecto físico, pero que aun así tuvo el coraje de marcharse a París y allí llego a formar parte de la vanguardia en un momento clave de la historia del arte.
"Fue una mujer avanzada a su tiempo, que logró imponerse en un mundo de hombres y fue moderna simplemente siendo fiel a si misma, sin impostura ninguna", afirma la directora, que dedicó seis años a la investigación y siguió el rastro de la artista por París, Cantabria, México y Madrid. Encontró materiales y fotos inéditas y pudo documentar, por ejemplo, que Blanchard mostró una de sus obras en el salón D’Antin, en 1916, cuando Picasso presentó por primera vez Las señoritas de Aviñón en una exposición en la que participaron Matisse y Modigliani, entre otros, cuando se trató de reavivar el mercado del arte en una época de depresión por la guerra.
"Desde entonces, Blanchard estaba allí, por derecho propio, junto con los grandes".
María Blanchard, impartiendo clase a una alumna.

Entrevista con Cocteau

Crespo incluye imágenes de una entrevista con Cocteau en la que el escritor cuenta que aquellos hombres y mujeres eran genios "ajenos a todo", que revolucionaron el arte por compromiso con el arte mismo, "sin mirar a nadie más". "El mismo espíritu de Blanchard", dice, que con su peculiar tratamiento del color "humanizó" el cubismo.
De igual modo llevó a su figuración posterior la influencia cubista, creando un lenguaje propio que la convierten en la gran artista que ahora es rescatada.
Entre los entrevistados en el documental hay historiadores y críticos de arte como María José Salazar -comisaria de las exposiciones que se realizan este año- , Carmen Bernárdez-Sanchís o Juan Manuel Bonet; familiares de la artista y descendientes de sus amigos íntimos, como la hija de Diego Rivera, Guadalupe, que cuenta como Blanchard sufrió al enamorarse de su padre y no ser correspondida.
"Paradójicamente, su deformidad hizo que fuese aceptada en este mundo de hombres y que la vieran como una artista verdadera".
En Rue du Depart 26. Érase una vez París también aparece la belleza como refugio que encontró Blanchard para exorcizar sus demonios interiores, se evoca su amistad profunda con Juan Gris y el látigo de la depresión al final de su vida, que la llevó a experiencias religiosas, hasta su fallecimiento en 1932. Claves íntimas que explican la obra y trayectoria vital de una mujer fascinante que hizo de Montparnasse su atalaya y su mundo, el mismo que alumbró a la vanguardia más fabulosa del arte moderno.

Geografía de la novela negra en 2012


La escritora sueca Maj Sjöwall, junto a su marido, el también escritor Per Wahlöö, en una imagen de los años sesenta
La novela histórica es el género literario más leído en España, pero poco falta para que le alcance la novela negra, o “negro-criminal”, como la definen acertadamente los libreros Montse Clavé y Paco Camarasa de la librería especializada Negra y Criminal, de Barcelona.
Está de moda, quizá demasiado.
A primera vista podría parecer, en nuestro país, que los mejores son los nórdicos, vista la enormidad de títulos publicados (ahora llegan los daneses, finlandeses, etcétera), pero los buenos, buenos de verdad, fueron (siguen siendo) los suecos Sjöwall y Wahlöö, Henning Mankell y Stieg Larsson.
Ahora, en general, sus continuadores se dedican a destripar palmo a palmo sus territorios. Aunque hay muy honrosas excepciones, claro, como los suecos Johan Theorin o Börge Hellstrom y Ander Rosslund, que escriben a cuatro manos.
En el panorama internacional de la novela negra se combinan como nunca la línea más dura con las apuestas más imaginativas y fascinantes.
También la televisión tiene cada vez un papel más destacado.

Los californianos

La verdadera potencia está en el mundo anglosajón y quizá más, en cuanto a calidad, en el Reino Unido que en Estados Unidos. Aquí mandan, desde hace años, los californianos James Ellroy o Michael Connelly, ambos en la línea más dura, herederos directos de autores como Raymond Chandler o Ross MacDonald.
Al norte, en Boston (Massachusetts), encontramos a uno de los escritores más interesantes, Denis Lehane, el autor de novelas como Mystic River, que nos adentra al mundo de los italianos y de los irlandeses en su ciudad.
A parte de la serie protagonizada los detectives privados Patrick Kenzie y Angela Gennaro, todas las novelas de Lehane son diferentes y muchas, Shutter Island, por ejemplo, de impacto.
Quien juega un papel significativo es la televisión, series como CSI no existirían probablemente sin las novelas de Patricia Cornwell, protagonizadas por su patóloga forense Kay Scarpetta, en cuyas novelas, las nuevas tecnologías se combinan con los procedimientos policiales y con los avatares de la vida de la doctora y de su entorno.
Cornwell tiene dos continuadoras. Katy Reichs, quizá menos conocida que la serie Bones, cuya protagonista, Temperance Bones Brenan, se inspira en su vida y novelas.
Nacida en Chicago, Reichs es antropóloga forense, da clases de antropología en la universidad de Carolina del Norte y es asesora forense de diversas instituciones estatales.
Como Temperance, que también publica novelas. Karin Slaugther creadora de la doctora Sara Linton, antigua patóloga forense. Slaughter no ahorra al lector el sufrimiento de las víctimas con un realismo estremecedor.
La escritora presentará su novela El número 3RO de la traición en la semana negra barcelonesa, que se celebra desde mañana hasta el 11 de febrero.
Fotograma de la serie 'The Wire'.
El fenómeno es David Simon, el inventor, escritor y productor de la serie de televisión The Wire, que retrata Baltimore (Maryland) de arriba abajo través de la delincuencia a todos sus niveles en cinco temporadas de rotundo éxito. La serie es extraordinaria, mejor quizá que sus novelas, The Wire, Homicidio o La esquina.

Las islas británicas

En el Reino Unidos hay verdadero talento e innovación.
Los escoceses Ian Ranking, Craig Russell, Peter May o Val McDermid han roto con los patrones de la novela policiaca tradicional británica y han abierto nuevas vías de aproximación a la realidad más dura.
El Edimburgo de Rankin, el Glasgow de Russell o la isla de Lewis, al norte de Escocia, de May, no tienen desperdicio. Jake Arnott, que también estará en BCNegra, cierra con Crímenes de película, su trilogía (Delitos a largo plazo y Canciones de sangre) sobre los bajos fondos londinenses.
El escritor inglés nos sumerge en un mundo de gánsters, glamour, música y cine a través de personajes fantásticos.
El inglés David Peace da un paso adelante respecto a sus colegas en la línea dura e innovadora
. No hace ni una concesión al lector, sus novelas tienen un ritmo tan frenético que parecen retransmisiones deportivas de radio.
Ha necesitado escribir cuatro, Red riding quartet, para explicar una historia negra que le corroía por dentro: los crímenes del Destripador de West Yorkshire, donde él nació y vivió la angustia y el miedo.
Relata además la corrupción policial, la xenofobia y todos los males que ha visto…
Ahora, acaba de publicarse la última, 1983, en la que el lector podrá atar todos los cabos.
En el otro extremo, las impactantes novelas ambientadas en Estados Unidos del irlandés John Connolly, el creador de Charlie Parker, una mezcla cautivadora de los negro, lo gótico y lo sobrenatural que atrapa.
Has acabado de leer uno de sus libros y ya suspiras por la siguiente entrega.
Junto a ellos, Kate Atkinson, a la que algunos comparan con P. D. James, pero que es aún mejor y tiene más humor, con un alto nivel literario y personajes entrañables, como el desastroso investigador Jackson Brodie, la a menudo irascible inspectora Monroe o la maravillosa Reggie de Esperando noticias.
El gusto por los detalles, la capacidad de enlazar el presente con el pasado y al revés son algunas de las otras cualidades de Atkinson.

La nueva 'Gioconda' del Prado

Compara los cuadros

Haz click aquí y luego desplaza el cursor sobre la imagen para ver el original de la Mona Lisa y la copia restaurada que conserva el Museo del Prado
. La pieza se trata de una réplica de uno de los pupilos favoritos de Leonardo Da Vinci, probablemente Andrea Salai o Francesco Melzi. La tabla fue creada a medida que el maestro toscano iba efectuando el inmortal retrato de Lisa Gherardini en su estudio florentino