Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

26 feb 2014

MODA » Fábula de zapatos a la italiana..................................................... Eugenia de la Torriente

La imaginación de Salvatore Ferragamo cambió la moda

Su familia convirtió su nombre en una gran firma de lujo global

Una historia a la altura de las vertiginosas plataformas que ideó en los años treinta.

 

En la imagen, Ferragamo con un diseño de sandalia dorada en 1956.

El Museo Salvatore Ferragamo acoge estos días una exposición que analiza el papel de los zapatos en la literatura, de La Cenicienta a Las zapatillas rojas.
 Es un tema que se ajusta al pie de la compañía con la delicadeza del calzado a medida que le dio la fama. Porque la historia del hombre que la fundó y su familia parece escrita por un narrador de cuentos más que por la áspera realidad.
 La leyenda explica que Salvatore Ferragamo (Bonito, Italia, 1898-Florencia, 1960) fabricó sus primeros zapatos a los nueve años. Una noche quiso hacerle un regalo a una de sus hermanas (él era el undécimo de 14 vástagos), que al día siguiente iba a recibir la primera comunión. Era el año 1907 en Bonito, un pueblo a unos cien kilómetros de Nápoles que hoy tiene 2.500 habitantes.
Massimiliano Giornetti ha conseguido aunar críticas y resultados económicos.
 Empezó diseñando solo para hombre y en 2009 se puso al frente de la división femenina, en sustitución de la española Cristina Ortiz. / L'Estrop
Algo más de un siglo después, sus descendientes sacaron su nombre a cotizar en Bolsa y vendieron un cuarto del accionariado con una oferta que valoraba la empresa en 1.768 millones de euros y les reportó más de 400 millones de euros
. Entre prólogo y epílogo media una historia a la altura de los vertiginosos diseños de plataforma con los que Salvatore revolucionó la industria del calzado al final de los años treinta.
 La primera parte del relato ha sido ampliamente contada y tiene en Salvatore a su héroe solitario, que se enfrenta a la adversidad con ingenio y creatividad.
“Cuando mi padre hizo aquellos primeros zapatos para su hermana descubrió su vocación”, analiza Ferruccio Ferragamo (Fiesole, 1945). Uno de sus seis hijos y hoy presidente de la compañía desgrana recuerdos junto a la capilla del Palazzo Spini Feroni en Florencia, del siglo XIII y sede de la firma desde 1936.
Esa temprana determinación le sirvió para vencer la resistencia paterna al oficio.
 A los 11 años empezó como aprendiz en Nápoles y dos años después volvió a Bonito para abrir su primer taller. Dos de los hermanos de Salvatore probaron suerte en Estados Unidos, y, a los 14 años, Salvatore se unió a ellos para trabajar en una fábrica en Boston, Queen Quality Shoe. Fascinado por los cambios industriales que allí atisbó, en 1919 se trasladó a California y abrió un puesto de reparación de calzado
. Cuando la industria del cine se instaló en las colinas de Hollywood, Salvatore siguió su estela y empezó a producir modelos para las películas de la American Film Company.
 Su primer encargo fueron unas botas de cowboy para una película del Oeste y en 1923 ya calzó a todo el elenco de Los diez mandamientos, de Cecil B. DeMille, y abrió una tienda llamada Hollywood Boot Shop.
En esa época, la prensa le proporcionó un valioso eslogan comercial al bautizarlo como “el zapatero de las estrellas” y narrar con detalle cómo Gloria Swanson y Bette Davis visitaban su local; cómo Joan Crawford bailaba toda la noche en el Coconut Grove con pies ligeros gracias a sus diseños, o cómo Rodolfo Valentino se dejaba caer por su casa para deleitarse con un plato de auténticos espaguetis italianos.
 Y, sin embargo, a esas alturas la empresa Salvatore Ferragamo ni siquiera existía oficialmente. Se creó en 1928, cuando Salvatore volvió a Italia en busca de buenos artesanos.
 Se afincó en Florencia, donde utilizó las técnicas de producción que había aprendido en Estados Unidos y empezó a exportar para el mercado estadounidense.
Cuando mi padre falleció, mi madre tenía 38 años y ninguna experiencia en los negocios. Todos tuvimos que ayudarla. Ferruccio Ferragamo
El crash de 1929 le obligó a centrarse en los consumidores italianos; después, las restricciones del régimen de Mussolini le cortaron el acceso a los materiales habituales en 1936. Pero esa limitación incentivó su inventiva y le llevó a idear un modelo con gruesa suela de corcho que cambiaría la historia
. Las plataformas se convirtieron en el zapato más popular en EE UU y, según cálculos de Vogue, el 75% del calzado que las mujeres llevaban en los años cuarenta era una versión de las cuñas y plataformas de Ferragamo
. Ese éxito y su ininterrumpida relación con Hollywood le permitieron convertirse en un boyante empresario al tiempo que exuberante creador.
 Hasta su muerte, en 1960, concibió más de 350 patentes y unos 20.000 diseños diferentes.
 Desde los estiletos con refuerzo metálico que popularizó Marilyn Monroe hasta las sandalias invisibles hechas con nailon.
Carmen Miranda a finales de los años treinta.
Con la desaparición del fundador empieza la segunda parte de la historia, en la que el protagonismo recae en su viuda, Wanda (Bonito, 1921)
. Hija de un médico de Bonito, era 23 años menor que Salvatore y le siguió hasta Florencia.
 Se casaron en 1940 y tuvieron seis hijos, todos alumbrados en la misma habitación de la casa familiar en Fiesole, en la Toscana. Fiamma, Giovanna, Fulvia, Ferruccio, Leonardo y Massimo, que tenían entre 2 y 19 años cuando Salvatore murió
. La desaparición del genio reveló a una mujer portentosa que pasados los 90 años todavía sigue visitando a diario las oficinas.
“Mi madre tenía 38 años cuando su marido falleció y todos tuvimos que ayudarla”, explica Ferruccio. “Ella no tenía ninguna experiencia en los negocios y era un momento delicado porque mi padre era un genio creativo muy difícil de reemplazar
. La empresa era famosa, pero pequeña en volumen.
 Producíamos unos 80 pares de zapatos al día y solo de mujer.
 Yo me metí en la administración y mis hermanas, que eran muy creativas, se ocuparon del diseño. Las empresas familiares son fantásticas cuando van bien.
 Si no, la dinamita explota”.
Para evitar esa explosión, Wanda ideó un ingenioso sistema de distribución de las tareas por el cual todos los hermanos debían dialogar con todos
. “A veces pensábamos que era injusta porque nos pagaba a todos lo mismo.
Fuera cual fuera nuestro cargo y responsabilidad. Pero así consiguió que nos tratáramos como iguales
. Mi madre resultó tener un gran olfato para los negocios”.
La familia es muy importante para los italianos. Trabajar en una empresa familiar tiene mucho significado. Massimiliano Giornetti
Bajo el mando de Wanda, la compañía se expandió hacia nuevos territorios, como el diseño de ropa, los bolsos, los perfumes, los pañuelos o los productos para hombre.
 Fiamma, que tenía 19 años cuando su padre falleció y había sido su aprendiz, asumió la dirección creativa del diseño de zapatos hasta su muerte en 1998.
 Giovanna firmó una primera colección de ropa en 1959, a los 16 años, y en 1965 presentó la primera línea textil completa de la firma con un desfile en el Palazzo Pitti.
 De la administración, Ferruccio pasó a director general y a partir de 1984 fue consejero delegado. Cedió ese cargo a Michele Norsa en 2006 para ser presidente.
De una u otra forma, todos los miembros de la segunda generación se emplearon en la compañía y establecieron rígidos protocolos de gestión y administración para la tercera. Según las normas fijadas, solo tres de los nietos de Wanda pueden incorporarse a la empresa. Uno de ellos ha sido James (Florencia, 1971), hijo de Ferruccio.
 “Estas pautas consiguen que nuestra empresa sea moderna y atractiva para directivos externos. Saben que tienen espacio para crecer”, explica.
 Y añade su padre: “Siempre he dicho a mis hijos que hagan lo que les guste en la vida y que recuerden que siempre antepondré los intereses de la empresa a los suyos.
Ellos protestan. Pero sé que si lo hago así ayudaré a la compañía e, indirectamente, a ellos. Al revés no funciona”.
Ferruccio Ferragamo, hijo del fundador y hoy presidente de la compañía, con sus hijos. A la izquierda, James, que trabaja en la compañía
. A la derecha, Salvatore, que se ocupa de Il Borro, una finca y bodega familiar en el corazón de la Toscana. / L'Estrop
En la actualidad hay unos 80 descendientes del fundador entre las distintas generaciones.
La cuarta, sus más de 60 bisnietos, es la que más preocupa a Wanda estos días. “A veces organiza cenas a las que solo invita a los niños, les ha dado a todos cartas y un libro rojo en los que explica la historia de la familia y sus valores”, relata James Ferragamo.
 La familia ha intentado que la matriarca deje constancia de su parte del relato, en general menos conocida que la de su marido, que sí escribió una autobiografía. “No tengo nada que contar, ni siquiera sé cómo se hacen los zapatos”, suele responder.
“La gente del Sur, como ella, acostumbra a ser supersticiosa y cree que si escribe un libro se morirá de inmediato”, explica Ferruccio.
“Encontramos a un estadounidense encantador y paciente –porque mi madre puede tener mal carácter– que aguantó los días en los que hablaba y en los que no quería decir nada. Lo grabó todo y cuando estaba a punto de ponerse a escribir, falleció. Eso pareció confirmar los peores presagios de mi madre y ya no quiere continuar con el proyecto”.
“Wanda Ferragamo es la mujer más poderosa que he conocido”, añade Massimiliano Giornetti (Carrara, 1971), actual director creativo de la firma.
“Tras la muerte de Salvatore, supo unir la empresa a la revolución de las mujeres y después a la explosión de los mercados en los años ochenta.
 El gran éxito de esta historia es la combinación de elementos.
 Primero, la creatividad de Salvatore. Después, la inteligencia de Wanda. Fue una de las primeras en intuir el potencial de China, introducirse en Sudamérica o expandirse en Japón”.
Giornetti es un hombre refinado que ha crecido, con discreción, dentro de la casa.
 Llegó en 2000 y cuatro años después pasó a ocuparse de la línea masculina, cuyo primer desfile de prêt-à-porter se presentó en 2007
. Dos años después se le encargó también la colección femenina y desde 2010 es el director creativo de la compañía con responsabilidad sobre todos sus productos
. Giornetti ha conseguido estabilizar la propuesta y ha inyectado una nueva modernidad a la siempre impecable factura de Ferragamo. “La familia es algo muy especial para los italianos.
 Para mí, trabajar en una compañía familiar tiene mucho significado
. No solo compartimos cifras, también ideas, recuerdos y una tradición”.
Antes de lanzar sus propias líneas de ropa, la marca colaboraba con otros diseñadores
. En 1951, Ferragamo calzó un desfile de varias firmas en Florencia.
Giornetti pone rostro a la tercera etapa de esta narración, que se aleja un tanto del entorno familiar y adquiere la dimensión global de un negocio con 620 tiendas en el mundo
. El año 2013 se cerró con ingresos de 1.258 millones de euros, una subida del 10% respecto al año anterior. La progresión en beneficio neto también es significativa.
 En 2012 era de 125 millones de euros, un 21% más que en el ejercicio precedente en el que ya se había incrementado un 70%. Un cambio que se explica por la acción combinada de la gestión de Michele Norsa y los diseños de Giornetti.
 Por su parte, la familia ha entrado en el negocio de los hoteles y el vino.
 “Fue difícil cuando tuvimos que dar un paso atrás”, admite Ferruccio acerca del momento en el que cedió la gestión a un directivo externo como Norsa. “Tuve que poner mi mano detrás y usar más mi cerebro
. Fue un esfuerzo. También para el resto de la familia. Pero es lo adecuado si contratas a gente para que asuma la responsabilidad.
 Es un paso para lograr mejores resultados”.
“La firma todavía pertenece a una familia y no a un gran grupo”, reflexiona Giornetti
. “Por eso resulta esencial el papel de la herencia. Mi trabajo es transmitir el legado hacia el futuro y crear deseo en clientes jóvenes.
 Esto es como un gimnasio en el que entrenas y cada vez entiendes mejor la marca. En los 14 años que llevo aquí he ido comprendiendo cada vez mejor el legado. Salvatore Ferragamo siempre es el punto de inicio
. Siempre estaba pensando en cómo unir funcionalidad y belleza.
 Un principio muy moderno que intento aplicar hoy”
. Podrían ser las primeras líneas de este tercer capítulo de la fabulosa historia de Ferragamo.
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1923, en Hollywood

Salvatore Ferragamo abre tienda en Los Ángeles y es bautizado como “el zapatero de las estrellas”. En la imagen, con Joan Crawford.
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1927, vuelta a casa

Ese año vuelve a Italia y funda la marca Ferragamo
. Abre una fábrica en Florencia y enseña a los artesanos locales. A la derecha, Salvatore Ferragamo y sus operarios. La exportación a EE UU es clave, y Saks Fifth Avenue y Neiman Marcus son sus primeros clientes internacionales
. Su primera tienda la había abierto en 1912, a los 13 años, en su pueblo natal de Bonito. En poco tiempo tenía ya seis ayudantes y una clientela fiel.
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1936, plataformas

Las restricciones económicas de la dictadura de Mussolini hacen que los materiales escaseen. Eso incentiva la imaginación de Ferragamo.
El zapatero experimenta con alternativas como el corcho, el celofán o la madera. Introduce su famoso zapato de plataforma o cuña realizado en corcho de Cerdeña. En los años cuarenta, el 75% de los zapatos en EE UU son variaciones de este diseño.
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1938, en el palacio

El negocio florece y Salvatore Ferragamo abre tiendas en Londres y Roma. Además, compra el Palazzo Spini Feroni en Florencia, construido en 1289 y donde llevaba dos años de alquiler. Al principio era el espacio de oficinas y también la fábrica.
 Hoy sigue siendo la sede espiritual de la compañía. Desde 1995 alberga el Museo Ferragamo, que cobija el valioso archivo de patentes.
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1954, a los pies de las estrellas

La casa crea una bailarina de ante con lazo para la actriz Audrey Hepburn en la película Sabrina, dirigida por Billy Wilder.
El diseño se convierte en un clásico de la casa. Ferragamo es una de las firmas favoritas de actrices como Marilyn Monroe o Greta Garbo.
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1960, la familia

El fundador muere a los 62 años.
 Su viuda, Wanda (en el centro), continúa con el negocio. Su hija Fiamma (izquierda) se hace cargo del diseño, y Giovanna (entre ambas), de la moda.
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1987, un imperio

El museo Victoria & Albert de Londres inaugura ese año una gran exposición retrospectiva sobre la firma
. Desde 1960, bajo la dirección de Wanda y con la ayuda de sus seis hijos, la compañía se ha expandido. Y
a no solo se producen zapatos. También bolsos, ropa, pañuelos y perfumes.
Y desde 1970, ropa y complementos para hombre.
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2007, nuevo rostro

Massimiliano Giornetti presenta su primera colección de ropa masculina en 2007
. En 2009 sucederá a Cristina Ortiz al frente de la línea femenina.
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2010, salida a Bolsa

La compañía protagoniza una exitosa salida a Bolsa. Michele Norsa es desde 2006 el consejero delegado y Massimiliano Giornetti es nombrado director creativo de todas las líneas de producto
. El crecimiento de Ferragamo hace que se llegue a los 3.000 empleados a finales de 2013
. Los ingresos ese año fueron de 1.258 millones de euros.

Consejos irreverentes para niñas desobedientes...................................Virginia Collera

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“En ningún caso debes quitarle a tu hermanito su chicle por la fuerza, es preferible engañarlo con la promesa de que le darás los primeros dos dólares y medio que encuentres flotando en el río sobre una piedra.
 Con la cándida y natural ingenuidad propia de esa edad, a él le parecerá una transacción absolutamente equitativa.
 Desde que el mundo es mundo, esta ficción eminentemente plausible ha engatusado al obtuso infante y lo ha llevado a la ruina y al desastre financiero”. 
Palabra de Mark Twain. El escritor estadounidense escribió en 1865 una serie de irreverentes consejos para niñas que recuperó y editó en 2010 la editorial italiana Donzelli.
 El libro, ilustrado por el ruso Vladimir Radunsky, se publicó después en inglés y ahora llega la edición en castellano cortesía de Sexto Piso
   
En los últimos tiempos se han desempolvado distintos escritos del autor de Las aventuras de Huckleberry Finn: su lista de libros favoritos para niños y adultos, las notas al margen que escribió en varios de los títulos de su biblioteca, la carta en la que anunciaba su boda con Olivia Langdont o la que envió -enfadado- como respuesta a un comercial que había tratado de venderle “un elixir de vida”
. Ahora es el turno de Consejos para niñas pequeñas, un texto escrito en 1865 que formó parte del libro The 30,000 Dollar Bequest and Other Stories.

Ni que decir, que el tono de sus consejos supuso una nota discordante en la época. 
“Por entonces la literatura infantil estadounidense era fundamentalmente didáctica y se dirigía a un lector imaginario: un niño o niña ideales que inmediatamente después de leer el cuento incorporarían a sus héroes como modelos de conducta.
 Twain no se contuvo para que lo leyesen y lo comprendiesen los niños, sino que les pidió que se esforzasen para absorber el lenguaje y el humor de los adultos”.
 Palabra de Vladimir Radunsky

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Consejos para niñas pequeñas de Mark Twain. Ilustraciones de Vladimir Radunsky. Traducción de Raquel Vicedo. Editado por Sexto Piso.

Sarkozy ejerce de marido de Carla Bruni

El expresidente acompaña a su esposa de gira y testa su popularidad a pie de calle

“Ella me ayudó cinco años. Yo puedo ayudarla cinco meses”, dice.

Nicolas Sarkozy y Carla Bruni a la salida del concierto de la cantante el pasado 17 de enero. / Alain ROBERT (Cordon Press)

Apartada un tiempo de los focos, la pareja Bruni-Sarkozy vuelve a mostrarse en público en vísperas de las elecciones municipales de finales de marzo en Francia.
 El expresidente, que sigue de cerca las intrigas de su partido, aprovecha la gira de su esposa por Francia para recuperar baños de multitudes y comprobar su popularidad entre su tradicional electorado.
 Para Carla Bruni, que tuvo que renunciar a los escenarios durante su tiempo en El Elíseo por motivos de seguridad, la ocasión marca su reencuentro con el público.
Le toca a ella ahora recobrar todo el protagonismo, asegura el círculo íntimo del matrimonio: a la espera de la evolución política, Sarkozy de momento se conformara, dicen, con ser el “marido de Carla”.
“No hables mucho, mi amor, podría acabar en la prensa…”. La escena transcurre al final del concierto que dio la cantante y exmodelo en enero en Beziers, en el sur de Francia, en el marco de su gira por su nuevo disco, Little French Songs, iniciada a finales de 2013. Bruni y Sarkozy se encontraban en el camerino, donde conversan con diputados y candidatos a las municipales que no dudaron en asistir al espectáculo, según relata esta semana la revista Paris Match. “Lo ve… ¡la jefa en la pareja es ella!”, responde el político al que sus interlocutores siguen llamando respetuosamente presidente.
Como en la mayoría de las actuaciones de su esposa, una veintena desde noviembre, Sarkozy está presente.
“Sinceramente, se ha pasado casi cinco años apoyándome
. Yo puedo ayudarla durante cinco meses”, dice. El exmandatario ha alquilado un avión privado para que la pareja pueda regresar a París al final de cada concierto y poder así cuidar de la pequeña Gulia, la niña que el matrimonio tuvo en noviembre de 2011, medio año antes de dejar el palacio presidencial.
Pero por mucho que lo niegue —Sarkozy se mantiene oficialmente en silencio sobre su regreso a la política—, cada una de sus apariciones le sirven para acercarse a la opinión pública.
 Con barba de tres días que le da un aspecto relajado, no pierde oportunidad de filtrar una buena foto y alguna que otra confidencia.
 Es la clave de su estrategia de comunicación a lo largo de toda su carrera política. Aquella noche en Béziers, entre firmas de autógrafos y apretones de mano, tardó más de 10 minutos en abrirse paso hasta el backstage. “No es culpa mía.
 La gente está contenta de verme”, observa satisfecho.
“No tengo ni idea de lo que hará. Pero es un animal de la política. Lo lleva en la sangre. Entonces, quizás…”, explicaba en una reciente entrevista al diario Nice Matin, la madre de Carla Bruni, Marisa Borini.
"Si esto ocurre, esta vez mi hija seguirá adelante con su carrera", añadió. Aunque Carla Bruni llegó a sacar un disco durante su periodo de primera dama no le quedó más remedio que renunciar a promocionarlo con una serie de conciertos.
 Liberada de su papel oficial, al que se plegó interpretando la perfecta esposa que respalda la carrera política de su marido, Bruni recupera así el contacto directo con el público que tanto anhelaba.
 Pero, si Sarkozy lleva la política en la sangre, para Bruni la música es simplemente “su pasión”, según su madre.
“Es una verdadera poetisa.
 La veo tan feliz estos días que está de gira”.

 

El paparazi se cuela en el museo.................................

Una exposición en el Pompidou de Metz indaga en la influencia de la foto robada en el canon estético contemporáneo

Más de 600 obras integran la muestra.

El autor de esta fotografía es desconocido. Pero tuvo la virtud de, en un fogonazo, cazar a sus colegas cazaimágenes. La instantánea fue tomada desde la puerta del avión que conducía a la exuberante y deseada (por los paparazis, pero no solo) actriz sueca Anita Ekberg a Roma. Corría el verano de 1959. / agencia pierluigi

Se les ve subidos a la verja que sirve de entrada a la mansión de Gina Lollobrigida.
Esperando a Anita Ekberg, cual jauría humana, al final de la escalera del avión que la llevaba de vuelta a Roma.
 O metiendo la nariz en el jardín privado de Tom Cruise o en los amoríos al volante de Leonardo DiCaprio.
 Pero en Paparazzi!, la exposición dedicada a su sedicioso oficio que hoy abre las puertas en el Centro Pompidou de Metz, también les observamos tomando posesión del canon estético de la última mitad de siglo.
Esa es la novedosa tesis que manejan los comisarios de la muestra —Clément Chéroux, Quentin Bajac y Sam Stourdzé—, responsables de un recorrido en más de 600 obras por la historia de la escuela menos respetada de la fotografía de prensa, que a la vez es un estudio sobre su permeabilidad en el campo del arte contemporáneo, en el que reconocidos creadores, armados de flash y teleobjetivo,
 se han reapropiado de sus códigos.
La muestra yuxtapone las imágenes de legendarios paparazis, como Ron Galella, Tazio Secchiaroli y Pascal Rostain, junto a obras de Richard Avedon, William Klein, Gerhard Richter, Cindy Sherman o Andy Warhol
. El resultado logrado por unos y otros no se distingue en exceso.
 Demuestra cómo la intrusión en la vida ajena se ha convertido en una práctica socialmente aceptada, pero también hasta qué punto la fotografía robada ocupa un lugar central en el paradigma artístico, pese a que nos empeñemos en menospreciarla.
 “La idea era elaborar un proyecto científico de un fenómeno con un siglo de existencia, pero que nadie ha estudiado con atención”, asegura Chéroux.
En 1994, año y medio después de revelarse la historia de amor entre Woody Allen y Soon-Yi, hija adoptiva de la ex pareja sentimental del director, Mia Farrow, esta foto tomada en París dio la vuelta al mundo. Allen y Soon-Yi se casarían tres años después en Venecia. / pascal rostain / bruno mouron
La exposición, que se puede visitar hasta el 9 de junio en la sucursal del Pompidou en la capital siderúrgica de la Lorena francesa, se abre con La dolce vita.
Fellini no se inventó un fenómeno que ya era práctica común desde hacía décadas —Otto von Bismarck ya fue fotografiado en su lecho de muerte, como Whitney Houston más de un siglo más tarde—, pero sí que le confirió un nombre y una mitología.
 El cineasta bautizó a estos lobos solitarios sin moral y con escasos escrúpulos.
 La sociedad biempensante de la época aborrecía sus imágenes obscenas, que luego leía con avidez en los primeros semanarios sensacionalistas.
 “Desde el principio, los paparazis se convierten en el contrapunto al reportero de guerra, capaz de arriesgar su vida para transmitir lo que sucedía en el mundo”, apunta Chéroux
. En realidad, las cosas eran algo más complejas. Jacques Langevin, el fotógrafo que capturó los últimos momentos de vida de Lady Di, también había cubierto la caída del Muro de Berlín y la Guerra del Golfo, igual que Nick Ut, ganador de un pulitzer por sus fotos en Vietnam, se gana la vida hoy fotografiando a Paris Hilton.
La muestra estudia las relaciones entre los paparazis y algunas de sus presas más preciadas
. Por ejemplo, Elizabeth Taylor, cuyo affaire con Richard Burton provocó que el primer beso adúltero fuera publicado en la prensa italiana.
“Los paparazis no son artistas, porque no trabajan con la voluntad de hacer arte, pero su obra tiene una calidad estética involuntaria”, apunta el comisario.
“Si los creadores de la última mitad de siglo no tardaron en reinterpretar sus códigos es porque eran conscientes de que la foto robada simbolizaba su tiempo.
 La sociedad del espectáculo, y también la hipermediatización de la celebridad y la frontera porosa entre lo público y lo privado quedan reflejadas en ella”.
Por ejemplo, Gerhard Richter reinterpretó una fotografía del arresto de Werner Heyde, responsable del programa que eutanasiaba a los discapacitados durante el nazismo, para realizar uno de sus retratos más perturbadores.
 El sueco Ulf Lundin siguió a una familia de clase media con un teleobjetivo, convirtiendo su banalidad en pura inquietud. Sophie Calle, Cindy Sherman o Gavin Turk se ponen en escena como si fueran una estrella perseguida.
En algunos casos, hasta los propios paparazis se han reciclado en artistas: el citado Rostain hurga desde los noventa en la basura de los famosos para elaborar sugestivos retratos in absentia
. Igual que Kertész retrató a Mondrian con una simple foto de sus gafas y su pipa, el paparazi consiguió una semblanza de Madonna a partir de 15 botellas de agua, una pizza congelada, una bolsa de galletas de arroz y una bebida de soja
.Pese a incluir imágenes de políticos, el comisario ha preferido no publicar las que revelaron la relación de François Hollande con Julie Gayet. “Un museo debe tomar distancia con la actualidad”, justificaba ayer el comisario.
La muestra también habla de un mundo en el que, gracias a las redes sociales, todos somos paparazis potenciales, a menudo de nosotros mismos.
Al final del trayecto, una portada sensacionalista revela el escándalo cocainómano de Kate Moss. Al acercarse a esta obra de Jonathan Horowitz, el visitante se observa reflejado en el marco de la imagen.
 El mensaje queda claro: la intrusión se ha desarrollado tanto como el exhibicionismo.
 En el catálogo de la muestra, se menciona una empresa estadounidense que proporciona a falsos paparazis, falsos fans y falsos agentes de seguridad “para poder convertirse en estrella por un día, haciendo realidad la profecía de Warhol”.
 “Podemos decir que hoy todos somos paparazis, a la vez que todos somos estrellas”, concluye el comisario.