Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 nov 2015

Cuando pesa lo ligero....................................................................... Javier Marías

Uno se pregunta por qué ha habido un retroceso generalizado del entendimiento y el sentido común.

Muchos de los que leemos el periódico en papel estamos acostumbrados a empezar por lo malo: política nacional e internacional, opinión pesimista o peregrina o (qué alivio) a veces balsámica; economía, sucesos, salud (casi siempre mala y desalentadora, cuando no alarmante).
 Luego aparecen las secciones más amables o sosegadas, o menos indignantes, aquellas que no nos suelen dar sobresaltos ni disgustos: sociedad, cultura, espectáculos, deportes, algún cotilleo o curiosidad.
 Uno agradecía asomarse a esas esferas de relativa armonía, o por lo menos de inocuidad, tras pasar por las atrocidades cotidianas, las sandeces, corrupciones e irresponsabilidades de demasiados políticos, los amenazantes vaivenes laborales y financieros y la ristra de asesinatos individuales, cometidos cada uno en un lugar.
Por eso, a mí, me dice más sobre el estado del mundo lo que traen y reflejan esos ámbitos “ligeros” que las noticias “de peso”, que siempre han sido preocupantes o directamente horribles y lo seguirán siendo siempre.
Lo que me hace ver nuestra época como particularmente tenebrosa no son las salvajadas del Daesh (que también), ni la crisis de los refugiados, ni que Donald Trump y Putin cosechen más entusiastas cuanto más rebuznan, ni la furia sádica de los cárteles mexicanos, ni la dictadura chavista ni el auge de Le Pen, ni la tabula rasa que Rajoy parece tener por cerebro, ni la posesión de Artur Mas (que cada vez se cree más Napoleón, como si fuera un loco de chiste anticuado; sólo que éstos acostumbraban a estar encerrados), ni la tontuna parvularia de sus cerrajeros de la CUP (de ellos depende que pueda utilizar su llave)
. Con todo esto uno ya cuenta.
 Con que los países a menudo los rigen deficientes, sanguinarios o no, y aspiran a regirlos otros deficientes, elegidos en las urnas o no.
 Lo que me indica la gravedad de la situación es comprobar que las irritaciones y estupefacciones no terminan donde deberían sino que se extienden hasta esas secciones inofensivas y las invaden, normalmente de estupidez, con ocasionales gotas de envilecimiento.
No quiero ni pensar la que le habría caído hoy a Marlon Brando, que en 1956 hizo de japonés en La casa de té de la luna de agosto
Llega uno a Cultura y con frecuencia se encuentra a palmarios farsantes a los que se dedican páginas injustificables
. Llega a Deportes y lo que allí lo aguarda son los amaños del nefasto Blatter y sus acólitos, o la enésima pitada a Piqué por parte de cenutrios que ni siquiera saben por qué le pitan, como antes se abucheaba a Casillas por ser sobresaliente y haber rendido incomparables servicios a su club y a su selección.
 Llega a Espectáculos y se topa con noticias como esta: en pocas horas se han recogido 95.000 firmas en “la Red” protestando porque en una nueva película relacionada con Peter Pan se ha encomendado la encarnación de la Princesa Tigrilla a una actriz blanca y no a una “nativo-americana” –india piel roja, para entendernos–, puesto que ese personaje de fantasía pertenece a dicha raza.
No es el primer caso de “ofensa”, cuenta Irene Crespo: la pecosa actriz Emma Stone pidió disculpas (!) por haber interpretado a una piloto mitad asiática y mitad hawaiana. Ridley Scott se la cargó por no contar con actores árabes para Éxodo, que transcurría en Egipto … en los tiempos de Moisés. ¿Y cómo se atrevió Johnny Depp con el papel del amigo indio del Llanero Solitario, siendo él caucásico a más no poder? Según esto, Mac­beth sólo lo podrían hacer actores escoceses y Hamlet, daneses.
 Y Don Quijote, manchegos. Y Don Juan, sevillanos
. Y Quasimodo, jorobados de verdad. No quiero ni pensar la que le habría caído hoy a Marlon Brando, que en 1956 hizo de japonés en La casa de té de la luna de agosto. (Cierto que estaba para darle de bofetadas durante todo el metraje, como alguna vez más, pero esa es otra cuestión.)
Uno se pregunta qué ha pasado para que parte de la humanidad ya no distinga entre realidad y ficción, algo que la especie sabía hacer desde siglos antes de Cristo.
 O cuándo optó por el “realismo” a pie juntillas y decidió inmiscuirse en los criterios de los artistas y protestar por lo que éstos inventen.
 También cuándo dejó de entender que las instituciones y clubs privados tienen sus reglas y que nadie está obligado a pertenecer a ellos.
Si para la Iglesia Católica abortar lleva o llevaba aparejada la excomunión, la opción es clara: si se forma parte de esa fe religiosa, o no se aborta o se expone uno a las consecuencias; lo que no tiene sentido es ingresar en ella, conociendo sus castigos, y pretender que éstos se modifiquen a conveniencia de cada interesado.
 Y sin embargo eso es hoy lo habitual.
 En la Real Academia Española es preceptivo llevar corbata, y yo lo sabía antes de entrar en ella.
 Si un día aparezco sin esa prenda, supongo que no me permitirán pasar y no armaré un escándalo por ello.
 Sabía a qué me atenía al aceptar.
Uno se pregunta por qué grandes porciones del mundo han dejado de entender lo que era fácilmente comprensible hasta hace cuatro días.
Por qué ha habido un retroceso generalizado del entendimiento y del sentido común. Por qué no hay mayor placer que el de quejarse y protestar por todo, más cuanto más inexistente el motivo.
 Cuando la estupidez se apodera de las secciones amables del periódico; cuando éstas prolongan la irritación, en vez de apaciguar, es síntoma de que todo es ominoso y anda fatal.
No es de extrañar que luego la gente vote o ensalce a idiotas, pirados o malvados, y que las secciones “de peso” nos hundan cada mañana el ánimo.
elpaissemanal@elpais.es

 

Os estaré mirando................................................................ Rosa Montero

Nada de cartas blancas, nada de partidismos ciegos. Nuestro apoyo tiene que ser más exigente.

Todavía no ha empezado la campaña oficial del 20-D y ya estoy hasta la coronilla de las elecciones y de su carga añadida de pactos y rupturas, insultos, promesas, amenazas, loas encendidas a la honestidad y declaraciones sublimes.
 Tengo la sensación de llevar todo el año dentro de una inacabable campaña electoral, lo cual resulta agotador.
Pero aún deben de estar más agotados los políticos, y eso es todavía más preocupante, porque no parece que la media intelectual de la clase política sea excesivamente elevada, de modo que el peso del cansancio sobre tan pocos mimbres debe de empeorar considerablemente su raciocinio.
Esto lo cuenta muy bien la serie danesa Borgen: las jornadas interminables, la falta de sueño, la imposibilidad de leer un libro, ver una película, estar con tus hijos o con tus amigos, hacer una mínima vida de persona, en fin
. Con sus consecuencias de embrutecimiento y encallecimiento fulminantes.
 Esto, en lo que respecta a los políticos con ideales, que los hay.
 Los otros, los que utilizan el cargo para robar y figurar, para grandes comilonas, viajes y cacerías, ya están embrutecidos y envilecidos desde el principio.
 Y el problema es que los políticos son los encargados de defender y gestionar nuestros diversos proyectos de sociedad, es decir, son muy necesarios y muy importantes, pese al espantoso descrédito social al que han llegado.
Pienso ahora en los miles de candidatos que rellenan las listas de las próximas elecciones y me pregunto qué les lleva a postularse
. Supongo que, grosso modo, responderán a las dos categorías antes mencionadas: los que quieren cambiar la sociedad, los que piensan que pueden mejorar las cosas, por un lado, y por otro, los que quieren medrar y están convencidos de que el poder les ayudará muchísimo en el latrocinio.
De estos segundos me contaron un chiste: un político recién elegido de uno de los grandes partidos, escoge el que más rabia te dé, PP o PSOE, va en su primer viaje oficial a Alemania y se encuentra con un colega veterano del partido germano correspondiente
. El alemán agasaja al español en su casa, una mansión tan magnífica que deja a nuestro representante boquiabierto. “Pero tú, ¿eras rico de antes?”, pregunta. “Nooo, esto viene del cargo. Mira, ¿ves esa autopista?”, contesta el alemán, señalando un colosal nudo de carreteras de cinco carriles por cada lado que pasa cerca. “Sí”, responde el español. “Pues…”, dice el teutón dándose dos maliciosos golpecitos en el bolsillo.
Dos años después, el alemán devuelve la visita, y nuestro político le recibe en su casa de campo, un palacio barroco con una finca de mil hectáreas y coto de caza.
 El germano se queda sin aliento: “¡Pero bueno! ¿Y todo esto?”. “Nada, seguí tu consejo”, dice el español: “¿Ves esa autopista?”. “No”. “Pues…”, contesta nuestro representante palmeándose el bolsillo.
Gastar dinero propio y tiempo, someterse al desdén de muchos, ser ignorado después en las urnas: eso sólo se puede hacer por vocación de servicio
Pero luego hay otros candidatos.
 En las pasadas elecciones autonómicas iba andando por Madrid cuando un hombre me alargó una de esas hojitas satinadas publicitarias.
 Siempre las cojo, porque sé que les pagan por copias repartidas.
 El papel, amarillo, parecía un anuncio de compraventa de oro, pero cuando lo miré vi que era un panfletillo electoral del Partido Castellano, con la foto de un tal Mariano Navarro, el candidato al Ayuntamiento.
Y el que me había dado la hoja era el propio Navarro, entregado a esa ingrata y modesta labor de intentar meter sus ideas entre los dedos descuidados de la gente
. Gastar dinero propio y tiempo, someterse al desdén de muchos, ser ignorado después en las urnas: eso sólo se puede hacer por vocación de servicio.
 Y lo digo más allá de este partido en concreto: creo que hay candidatos así en todo el arco ideológico.
 La cuestión es cómo conseguir que el sistema prime a estos políticos; cómo vigilar para que luego no se corrompan o se envanezcan hasta el mesianismo.
Por muy cansados que estemos, creo que las próximas elecciones son muy importantes.
 Necesitamos regenerar el sistema político; necesitamos restaurar el pacto social de credibilidad con nuestros representantes. “No podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que teníamos cuando los creamos”, dijo Einstein.
Sí, tenemos que cambiar de pensamiento, pero todos.
 También los electores. Nada de cartas blancas, nada de partidismos ciegos.
Nuestro apoyo tiene que ser más exigente y la responsabilidad política no se acaba al votar. Vigilemos, reclamemos, protestemos y salgamos a la calle incluso contra quienes hemos votado si no se comportan como es debido
. En concreto, para mí la prioridad es Sanidad y Educación, es el apoyo a los más indefensos, a las familias sin recursos, los ancianos, los niños, los animales, los refugiados, las personas en riesgo de desahucio.
 Os estaré mirando.
@BrunaHusky
www.facebook.com/escritorarosamontero
www.rosamontero.es

 

Clemente Lecquio, el DJ que no necesita apellidos para ser famoso........................Álvaro García Montoliú

Hablamos con el hijo del Conde Lecquio y Antonia Dell’Atte sobre techno, los intrusos del mundillo, su visión de la escena y su familia. 

 Una charla más sustancial de lo que a priori pueda parecer.

Foto promocional del dúo Cavaan (sí, Clemente es el de la derecha)

A mitades de septiembre saltó una noticia que dio mucha vidilla a los que disfrutan de la prensa rosa (la de verdad, la de antes de los realities). Clemente Lequio, el hijo mayor del Conde Lequio y Antonia Dell’Atte, no sólo había moldeado su cuerpo hasta convertirlo en algo escultural y apolíneo, sino que era DJ y había publicado música en Cocoon, el sello del káiser del techno, Sven Väth.
No queríamos quedarnos en la superficie de semejante bombazo y movimos cielo y tierra para ponernos en contacto con el ínclito.
 Y lo conseguimos.
 Por email hablamos con el pinchadiscos y le preguntamos sobre todo lo que nos carcomía por dentro: la escena berlinesa, sus ídolos de la electrónica, esos famosos intrusos en el mundillo y, claro, su padre, madre y hermano MC, Álex.
 Él accedió a contestar amablemente a todo, sin poner restricciones de ningún tipo y explayándose bien en las respuestas.
Todo empezó en febrero de 2009, cuando Clemente se estrenó a los platos en una fiesta en el Luz de Gas barcelonés en la que también actuaban Fangoria, Nena Daconte y Nancys Rubias.
 A partir de ahí ha intentado desarrollar su carrera como DJ. “No le da para vivir” y por eso fichó por una cadena hotelera, una decisión que tomó porque se había cansado del mundo de la noche”.
 Así que cuando tiene rato libre, se junta con Stephan Lieb, capo de Resopal, uno de los sellos más importantes del techno en Berlín y capital en la época minimal, y pincha aquí y allá y produce temas. Ha estado en Panorama Bar, en Space y Amnesia, pero aunque le encanta la capital alemana, no le importa demasiado el tamaño del recinto siempre que “la gente sienta la música y sepan del tema”.
Las sesiones con Lieb, con quien ha creado el alias Cavaan, beben de nombres claves del techno (Carl Craig, Aphex Twin, “el viejo” Richie, Ben Klock, Aril Bricka, Joey Beltram y un largo etcétera) y suenan clásicos de ayer y de hoy
. Hay novedades sí, pero no faltan clásicos “como ‘Energy Flash’ de Joey Beltram o ‘Loop’ de F.U.S.E. y LFO o ‘20 hz’ de Capricorn o ‘Born Slippy’ de Underworld o ‘Blue Monday’ de New Order”.
De hecho su interés por los himnos de toda la vida de la música de baile es tal que hasta han remezclado el “Halle Bopp” de Der Dritte Raum y le encantaría hacer lo propio con “’Electrica Salsa’ de papa Sven Väth o ‘Welcome To The Pleasure Dome’ de Frankie Goes To Hollywood”.
 Y estos gustos no parecen herencia de sus padres, pues de pequeño escuchaba Frank Sinatra, Depeche Mode o Rolling Stones.  
“Música que hoy en día ya es difícil de escuchar ya que falta calidad en el ambiente pop/rock”.
Con 27 años Clemente tiene ideas muy claras  en el panorama musical.
 Por ejemplo, de la escena de Milán, ciudad en la que reside, comenta que esta música está de moda porque es “underground, aunque pocos entienden realmente lo que es. La escuchan porque está de moda y creen que es cool’. 
Es lo mismo que pasa en Ibiza. Van porque se sienten obligados a ir”, reflexiona.
 Exactamente lo contrario que pasa en Berghain, cuya estricta política de admisión defiende. “El concepto es simple: no quieren gente ‘posh’. Quieren gente normal que quiere ir a divertirse.
 No quieren al pijo de turno. Ese es el estilo que le han dado al local y si funciona y sigue estando lleno es también gracias a esto”.
Se toma el oficio de pinchar muy en serio. “Intento no beber hasta el final de la sesión, lo cual a veces es difícil, pero hay que resistir. Desafortunadamente muchos (por no decir casi todos) asocian el mundo de la noche con drogas.
 Yo tengo bastante personalidad y consigo divertirme y sentir la música estando sobrio”, asegura
. Un caso radicalmente opuesto al de Ricardo Villalobos del que al recordarle sus últimos desfases dice que “es un verdadero artista”.
 Reconoce que “muchas veces se ha pasado y no sabia ni él dónde estaba” pero es quien es y “la gente va a verlo igualmente, algo que sólo los grandes consiguen”.
Además, se quiere desmarcar del concepto celebrity DJ. De hecho, cuando empezó a ponerse en serio junto a Stephan cogieron ese alias para que no les persiguiesen, pero tarde o temprano la prensa rosa se enteró de quién era. “No soy uno de estos pseudo DJs como Paris Hilton (sólo para nombrar una persona y no nombrar los otros miles que hay, también en España como Kiko Rivera)”
. Con todo, no hace ascos a la fama, aprovecha su apellido pero de manera razonable, con apariciones esporádicas en Sálvame Deluxe o saraos junto a su madre.
“Me aportaba dinero fundamental para financiar mis estudios, mi trabajo y mis proyectos. No me arrepiento y soy consciente de lo que he hecho. Siempre he vivido entre la fama y el anonimato, lo cual me ha hecho crecer de manera sana”.
De su madre, antigua musa de Armani, comparte el amor por la moda y la firma italiana en particular. “Es un gran artista, de esos que nace cada 100 o 200 años.
 He desfilado para Giorgio y abrí el desfile de Emporio Armani en 2013”, recuerda
. Entonces tenía la planta de sus padres, pero no aún el portentoso físico que luce ahora. “Siempre he hecho deporte, pero el estilo de vida del mundo de la noche no te lleva a buenos resultados en ámbito físico/deportivo
. El hecho de dejar casi de pinchar en el último año y medio me ha permitido que pudiera concentrarme en estar bien conmigo mismo”.
Ah, y no escucha música en el gimnasio porque le distrae y suenan canciones “comerciales y horribles a todo volumen”, así que le proponemos encargarse del hilo musical.
 “Me has dado una buena idea, así que quien quiera un buen DJ set para su gimnasio puede contactarme”, se ofrece jocosamente.
Como decíamos antes, aunque sus padres no escuchaban música estrictamente de club, tanto de padre y madre le viene esta pasión.
 Hasta el punto que su hermano, Alex, ya hizo sus pinitos como MC lanzando puyas a los paparazis. ¿Fue flor de un día? Para nada.
 “Tiene una gran pasión y canta muy bien, aunque a él le encanta el hip hop, y a mí depende del tema”. ¿Potencial colaboración? “Siempre es posible, ya que tiene estilo”.
Si estáis en este artículo es posible que recordéis el disco que su madre, Antonia, lanzó hace quince años.
 “No estaba mal. Desafortunadamente no estuvo bien producido y eso no fue culpa suya
. Las letras de ciertos temas me gustaban y por lo que sé gracias a amigos, hay temas que aún se suenan en discotecas gays, así que algo bueno hizo”.
En cuanto a su padre, Alessandro, antaño figura esencial del canalleo español (suya es una de las portadas más icónicas de “Interviu”), también tiene algo que decir ahora que ya se ha reconciliado del todo con él.
Hace bastante tiempo que ha ‘asentado la cabeza’, por así decir. 
Esos eran años locos como tú bien has dicho de los cuales tengo pocos recuerdos afortunadamente, porque era pequeño e iba al colegio, así que no le daba importancia a esas tonterías que se decían. Además mi madre siempre me ha mantenido al margen de estas frivolidades así que he sido afortunado de crecer de manera normal”.
Fuera prejuicios e ideas preconcebidas, escuchad sus producciones como Cavaan (si Sven Väth se fijó en ellos será por algo) y animaros a verle si al final va a festivales como el Sónar, en el que ha estado y en el que por supuesto que “le encantaría” pinchar.

 

Liquidación de una inocente....................................................... Manuel Jabois

El único motivo de orgullo de Rosario Porto y Alfonso Basterra era su hija: la mataron.

Alfonso Basterra y Rosario Porto el día del juicio en que conocieron el veredicto de su culpabilidad por la muerte de su hija Asunta. / OSCAR CORRAL

En junio de 2013 empezó la liquidación de Asunta Basterra, de 12 años.
Por sus padres, según el veredicto del jurado.
 La niña educada de forma tan estricta por Alfonso y Rosario que dedicaba los días al estudio, los idiomas, el piano y el violín, se convirtió en una zombi llena de orfidal que se iba contra las paredes, según sus profesoras, y a la que un desconocido intentó matar tras entrar en su casa para asfixiarla el 5 de julio (a la mañana siguiente comenzó la provisión de orfidal de la familia: la niña fue un sonámbulo todo el mes hasta confesarle a una profesora que sus padres la engañaban y la dormían durante días)
. Ese infierno sólo remitió en las estancias con su madrina, María Isabel Veliz, en Vilanova de Arousa y Val do Dubra.
 Al terminar el verano, llegó el final de la niña: la ingestión de orfidal mezclado en la comida hasta sedarla, la muerte por asfixia y el abandono del cadáver en una pista forestal en los alrededores de Santiago.

La capital gallega ha aprendido a convivir con los interrogantes del caso Asunta.
 En el círculo íntimo de Rosario Porto creen que nunca habrá respuestas a las razones del asesinato. Una de las amigas que la defendió con más ahínco en las primeras horas reconoce haber sentido alivio al escuchar el veredicto.
 Por ella, porque cree que la asesinó, y por él, porque cree que detrás de la imagen de hombre sumiso y enamorado había una persona que se negaba a rebajar su nivel de vida a causa del divorcio (“vivía con una mano delante y otra detrás en un miniapartamento”, recuerda uno de sus mejores amigos) y que seguía teniendo influencia en Porto, enferma.
 Las amigas de Rosario recuerdan que eran los suegros de Basterra, un matrimonio con muchos contactos, los que le buscaban trabajos sin que él aprovechase ninguno.
Muertos los padres de Rosario, y certificado el divorcio, ni Porto ni Basterra remontaron.
 Asunta era el mayor motivo de orgullo: la mataron.
El estercolero de las televisiones que criticó Basterra durante el juicio (su padre anciano acudió a entrevistas desoladoras en las que iba comentando su parecer del caso con creencias, sospechas o estímulos) ha tenido impacto en algo: la deducción de culpabilidad según las emociones.
 Es habitual en estos sucesos: los primeros planos ante declaraciones contundentes, acusaciones o el propio veredicto ayudan a probar algo.
 En el juicio se especuló con la frialdad de Basterra y la mayor sensibilidad de Porto.
 Al saber que eran culpables se quedaron de piedra, sin lágrimas ni histerias; en los platós se hizo saber que, de haber gritado, su inocencia hubiera ganado enteros.
Algunos amigos de la pareja recordaban ayer que en las grabaciones declaradas nulas para el juicio, cuando los dos se encuentran en el calabozo, no dicen una palabra de la hija recién muerta: sólo se preocupan por ellos.