Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

30 dic 2016

Directores noveles y consolidados compiten por el Gaudí a mejor filme


‘La propera pell’ de Isaki Lacuesta acapara 14 de nominaciones al máximo galardón del cine en catalán


Una escena de 'La Propera Pell', de Isaki Lacuesta e Isa Campo.
Dos óperas primas frente a otras dos películas con la factura de directores consolidados disputarán el Gaudí a la mejor película en enero próximo.
 La propera pell, la producción que explica la extraña historia de un adolescente que desaparece y reaparece al cabo de ocho años, de Isaki Lacuesta e Isa Campo es la que más ha convencido a los miembros de la Academia del Cine Catalán y ha acaparado 14 de las nominaciones en una edición —la novena— a la que se han presentado 74 producciones de las que han sido seleccionadas 32.
La de Lacuesta es una de las nominadas como mejor película, categoría en la que también está El rei borni —el encuentro entre un policía antidisturbios con un joven al que vacía un ojo de un pelotazo—, de Marc Crehuet.
 Dos autores ya consolidados que hacen un cine con medios frente a otras dos películas hechas con presupuestos de economía de crisis y, en los dos casos, óperas primas.
 Les amigues de l'Agata es en realidad el trabajo de fin de carrera de cuatro jóvenes —Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verhey— que se graduaron en 2014 en Comunicación Audiovisual por la Univesidad Pompeu Fabra.
Una de las directoras, Alba Cros, reconocía en el acto de las nominaciones que no esperaban llegar tan lejos: “la cosa empezó a crecer, la pudimos estrenar en muchas pantallas de España y ahora llegamos aquí”. 
Es una película “sencilla” que retrata la amistad de cuatro jóvenes. Y también se centra en un relato de relación personal Tots els camins de Déu, la ópera prima de Gemma Ferraté nominada a mejor película. 
Una producción modesta que se ha hecho con 75.000 euros: “el dinero lo reunimos en crowdfunding, son tres personajes y las localizaciones han sido todas exteriores. 
Es una película hecha con mucho esfuerzo e ilusión pero con muy pocos medios” explicaba Ferraté. 

“Un ejemplo de la dicotomía que vive el cine en el que todavía las películas hechas con presupuestos bajísimos y pocos medios son bastantes y una situación, propia de la crisis que hemos sufrido, que se debería ir superando”, añadía Isona Passola, directora de la Academia del Cine Catalán.
A Monster CallsUn monstruo viene a verme— , de Juan Antonio Bayona, es otra de las producciones que acapara nominaciones para los Gaudí: 11.
 Entre ellas la de mejor película en lengua no catalana en la que también han sido elegidas 100 metros, de Marcel Barrena, Callback, de Carles Torras, y La mort de Louis XIV, de Albert Serra.
 Un Bayona contento — acapara también 12 nominaciones a los premios Goya de este año con la historia del niño que cada noche tiene la pesadilla del monstruo que le visita— subrayaba que la película “era difícil de llevar a la pantalla”.
 La producción se estrena esta semana en Inglaterra y Francia y ya se exhibe en cuatro cines de Estados Unidos donde se distribuirá de forma general a partir de enero. 
Bayona apuntaba que la carrera a los Oscar la ve lejana: “es muy difícil con una película hecha aquí aunque el trabajo esté a la altura de los mejores”.  

Como Gaudí a la mejor dirección fueron nominados Albert SerraLa mort de Louis XIV— Isaki Lacuesta e Isa Campo por La propera pell; Juan Antonio Bayona por A Monster Calls, y Marc Crehuet por El rei borni.
 Las nominaciones como mejor protagonista femenina recayeron en Betsy Túrnez —El rei borni— Emma Suárez— La propera pell—Ruth LLopis —El rei borni— y Sílvia Pérez Cruz, por Cerca de tu casa. 
 Y en papel masculino compiten Alain Hernández y Miki Espasbé —El rei borni— Alex Monner —La propera pell— y Eduard Fernández en El hombre de las mil caras.
Una vez más, la representación más abultada de cine es de manufactura catalana rodado en idiomas distintos al catalán, lengua en la que solo se han rodado siete películas que han optado a los Gaudí. 
 “Está claro que el cine en catalán sigue siendo una asignatura pendiente”, se lamentaba la directora de la Academia.
100 metros también cuenta con 11 nominaciones, mientras que El rei borni, acumuló 8 y 7 La mort de Louis XIV.

Warren Beatty regresa al cine con el tráiler de ‘La excepción a la regla’

El actor y director estadounidense vuelve después de 11 años de retiro voluntario con una 'biopic' sobre Howard Hughes.

Howard Hughes es la figura que ha logrado sacar a Warren Beatty de su retiro voluntario.
 El actor estadounidense vuelve a las salas de cine el 3 de febrero de 2017 con La excepción a la regla, película que dirige y en la que aparece como el multimillonario Hughes.
 Presentamos en exclusiva el primer tráiler de su quinto filme como director, que se desarrolla en el Hollywood de finales de los 50.
Tras 11 años desde su última aparición en pantalla en 2001 en Enredos de sociedad y 18 como director con Bulworth, Warren Beatty regresa con una biopic del empresario, magnate, aviador, productor y director Howard Hughes, aunque la historia se centra en la historia de amor de dos personas cercanas a él: Marla Mabrey y Frank Forbes. 
Mabrey es una joven baptista que llega a Los Ángeles a trabajar con Hughes, con aspiraciones de convertirse en actriz, pero acabará enamorándose de Forbes, el chófer del magnate con el que comparte sus convicciones religiosas.
Con su relación se saltarán la primera norma del millonario: sus empleados no pueden intimar con sus actrices.
 


Beatty —ganador del Oscar a mejor director por Rojos— ha coescrito la historia junto a Bo Goldman —ganador de dos Oscar por Alguien voló sobre el nido del cuco y Melvin y Howard—. Aparecen en la película Lily Collins (Los imprevistos del amor) como Marla Mabrey, y Alden Ehrenreich (¡Ave, César!, el nuevo Han Solo) como Frank Forbes. Completan el reparto Annette Bening, Matthew Broderick, Alec Baldwin, Ed Harris, Steve Coogan, Candice Bergen, Megan Hilty, Martin Sheen o Haley Bennett.

 

Los espejos en los que la literatura se mira y duplica el mundo

De Narciso a Blancanieves, de Valle Inclán a Borges, el objeto que devuelve la imagen ha sido esencial en la escritura. 

Andrés Ibáñez refleja en una antología esa obsesión.

'Narciso', de Caravaggio (1597-99), conservado en Roma.
La literatura está plagada de miles y miles de objetos, necesarios para recrear los mundos que proponen los escritores.
 Ninguna lista de los más habituales o relevantes, si tal cosa existiese, podría omitir el espejo. 
En el fondo, representa más que un simple objeto: es otro mundo. Su presencia, a lo largo de miles de obras, ejerce un gran poder de atracción, y emana un extraordinario misterio.
 Reflejan, ocultan, mienten, deforman, confiesan… “Espejos: jamás, a sabiendas, todavía se ha dicho / lo que en vuestra esencia sois”, escribe Rilke en los Los sonetos a Orfeo, como recuerda el crítico y escritor Andrés Ibáñez, que desde su juventud persigue espejos a lo largo de cuentos, poemas, novelas u obras históricas de toda época.
El resultado de esa obsesión tan particular es la publicación de A través del espejo (Atalanta), una antología de textos que tratan el tema del espejo, de por sí inagotable. Marcel Schwob, H.P. Lovecraft, Virginia Woolf, Isaac B. Singer, G. K. Chesterton, Goran Petrovic, Borges, Allan Poe, Walter de la Mare, Angela Carter, Bioy Casares o Giovanni Papini son algunos de los autores en cuyos textos el espejo ejerce una poderosa influencia.
La Malvada Reina de Blancanieves ante el espejo. EL PAÍS
En un extenso prólogo por el que también desfilan los reflejos de San Juan de la Cruz, La Fontaine, Bulgákov, Lewis Carroll, Alfred Tennyson, Charles Perrault o Roberto Bolaño, el autor se remonta a las mitologías de la antigüedad, y cómo el significado del espejo, y cuanto muestra, fue cambiando a medida que avanzaban los siglos. El material reunido es riquísimo, inabarcable. 
De hecho, Ibáñez se vio obligado a dejar la poesía fuera de su selección para que “el laberinto de espejos no creciera en exceso”. Apenas se salva el libro tercero de Las metamorfosis de Ovidio, donde el poeta romano recrea el mito de Narciso, que se asoma a un estanque, y enfrentado a un espejo de agua, se enamora de su propia imagen. 
Por otra parte con fatales consecuencias, pues cae y se ahoga, como siglos más tarde le ocurre a la protagonista de El espejo de Lida Sal, un relato de Miguel Ángel Asturias en el que una muchacha, en busca de un espejo para contemplarse con su traje de boda, se asoma a un risco sobre el mar, cae a las olas y se ahoga en su propio reflejo.
El reflejo, a veces, habla, como en Blancanieves, donde la mujer que el rey toma por esposa, fascinada por su belleza, posee un espejo mágico al que de vez en cuando pregunta “¿Quién de este reino es la más hermosa?”. 
El romanticismo, en el que se integra el cuento de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, fue fértil en espejos.
 En parte, “por la importancia que adquiere el tema del doble”, cuyo introductor, Jean Paul Richter, no sólo acuñó el concepto doppelgänger para referirse a ese segundo yo, sino que creó una galería de personajes que sufrían “un terror enfermizo a contemplar su propia imagen”.
 Su literatura sirve de introducción a dos clásicos de la época, E.T. A. Hoffmann y Edgar Allan Poe, de quien Ibáñez recupera William Wilson, un relato en el que su protagonista conoce en su juventud a otro William Wilson parecido a él, incluso nacido en la misma fecha, y que desaparece y reaparece a lo largo de su vida, hasta que un día, durante una fiesta de disfraces, lo ataca y un espejo le devuelve su propio “semblante pálido y manchado de sangre”.
mblante pálido y manchado de sangre”.
Arquímedes diseñó espejos para concentrar rayos de sol y quemar las velas de los barcos. EL PAÍS
Borges se encontraba a menudo en sus relatos también con otros Borges.
 “Bien conocida es su obsesión con los espejos", que en el fondo está relacionada, subraya Ibáñez, con la obsesión por la noche y la ceguera, “pero también con otro tema central en su obra: la obsesión por ver el propio rostro”
. En El Aleph, el narrador ve “todos los espejos del planeta” y ninguno le reflejó, dice. Tlön, Uqbar, Orbis Tertius arranca también de modo revelador: 
“Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. 
El espejo inquietaba el fondo de un corredor…”. Ibáñez selecciona El espejo de tinta y El espejo y la máscara, donde los espejos se proyectan con una presencia también inquietante. 
 La que, por otra parte, tuvieron en la vida de Borges, que en uno de los poemas de El hacedor reconoce: “Hoy, al cabo de tantos y perplejos/ años de errar bajo la varia luna,/ me pregunto qué azar de la fortuna/ hizo que yo temiera los espejos”.
 De Oriente a Occidente, de la antigüedad a la modernidad, la literatura recrea espejos capaces de desencadenar los acontecimientos más inesperados.
 Quizá por eso Ibáñez deja para el final el texto de Jurgis Baltrušaitis sobre los espejos ardientes de Arquímedes, y que funciona como un “pequeño tratado de ciencia ficción antigua”. ¿Existieron en verdad esos espejos? 
La leyenda aparece recogida por primera vez en el siglo XII, en las Crónicas de Joannes Zonaras, que relata cómo Arquímedes hizo colgar de las murallas de Siracusa espejos de metal que, golpeados por los rayos del sol, quemaban los barcos romanos.
 En el siglo XVII la literatura científica de Descartes y Mersenne demolió “metódicamente la leyenda”, pero cien años después, el conde de Buffon, Georges Louis Leclerc, realizó experimentos que demostraban que se podía quemar madera a una distancia de 400 pies.


 

 

Por qué se puede morir de pena al fallecer un ser querido.......Carlos Megía

Las muertes de Carrie Fisher y Debbie Reynolds han vuelto a poner de actualidad la enfermedad del síndrome del corazón roto. 

Analizamos su veracidad científica y otros casos conocidos en la vida pública.

 

Por qué se puede morir de pena al fallecer un ser querido
El fallecimiento sucesivo de Carrie Fisher y Debbie Reynolds ha conmocionado al mundo del cine.
Foto: Cordon Press

 Morir de pena o por tener el corazón roto parece un veredicto tan lírico como poco científico.
La expresión ‘morir de pena’ tiene su base en una enfermedad conocida como síndrome del corazón roto o miocardiopatía de Takot-Tsubo (menos atractiva para incluirla en 140 caracteres). Esta presenta unos síntomas parecidos a los de un infarto de miocardio común, pero con la peculiaridad de que se produce por una detención momentánea del mismo, no por una obstrucción en las venas. 
En lugar de bombear el 60% de su volumen, el corazón pasaría a bombear solo entre un 20 y un 35, según apuntó a S Moda el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos, Iván Javier Núñez Gil. De esta manera, se duplicaría el riesgo de sufrir un ataque al corazón.
 En el artículo ¿Se puede morir de un corazón roto?, la psicóloga Ángeles Sanz Yaque vinculaba la enfermedad a una impresión de “profundo vacío” que se veía potenciada si la muerte había ocurrido de forma inesperada (como la de Carrie Fisher). 
Las mujeres son más proclives a sufrir este síndrome (una razón abrumadora de nueve a uno) por tener una “mayor vulnerabilidad emocional”
. Los sentimientos de aflicción o amargura pueden provocar cambios “en la coagulación y la presión sanguínea, los niveles de la hormona del estrés y en el ritmo cardíaco”, resultando fatales para nuestra salud. 
June Carter y Johnny Cash, pareja en los escenarios y fuera de ellos, que fallecieron con apenas cuatro meses de diferencia.
June Carter y Johnny Cash, pareja en los escenarios y fuera de ellos, que fallecieron con apenas cuatro meses de diferencia.
Foto: Cordon Press
El fallecimiento consecutivo de Carrie Fisher y Debbie Reynolds es el último pero no el único sufrido por celebridades.
 
 En el apartado nacional, este mismo verano nos enteramos de la muerte del filósofo y escritor Gustavo Bueno, en las 48 horas posteriores al fallecimiento de su esposa.
 Pero el caso más conocido sigue datando de 1995, cuando una sobredosis de barbitúricos, alcohol y medicamentos se llevó a Antonio Flores a los 33 años.
 El cantante estaba sumido en una fuerte depresión durante las dos semanas que distanciaron su fallecimiento del de su madre, Lola Flores.
 En 2003, la voz por antonomasia de la música country, Johnny Cash, moría solo cuatro meses después de que lo hiciera su mujer, y figura clave en su carrera, June Carter.  

Sus seguidores y amigos confesaron que el cantante tenía “el corazón roto” desde entonces. 
También el director Simon Monjack desaparecía menos de un año después del fallecimiento de su pareja, la actriz de 8 millas, Brittany Murphy
Hace un año, el caso del jugador de futbol americano Doug Floutie conmocionó a todo el país.
 Su padre, enfermo por un largo período, murió de un ataque al corazón.
 Durante la misma mañana, solo una hora después, otro infarto cardíaco se llevó también a su madre. Es lógico sentir cierta atracción romántica por casos como los de Cash y June Carter, imaginados como desafíos al rito católico que sanciona cualquier relación con un “hasta que la muerte nos separe”.
 Pero a pesar de que el alarmismo mediático pueda hacernos pensar lo contrario, en una mayoría de casos esta deficiencia cardíaca desaparece en un tiempo relativamente corto (aproximadamente una semana).
 Además, como evidencian los nombres mencionados en las anteriores líneas, la salud previa de los fallecidos juega un papel fundamental, siendo mucho más común en pacientes de edad avanzada o en aquellos que sufren de hipertensión (un 70% de los casos analizados) o colesterol alto (un 40%).

Por qué se puede morir de pena al fallecer un ser querido

Las muertes de Carrie Fisher y Debbie Reynolds han vuelto a poner de actualidad la enfermedad del síndrome del corazón roto. Analizamos su veracidad científica y otros casos conocidos en la vida pública.

Por qué se puede morir de pena al fallecer un ser querido
El fallecimiento sucesivo de Carrie Fisher y Debbie Reynolds ha conmocionado al mundo del cine.
Foto: Cordon Press

La expresión ‘morir de pena’ tiene su base en una enfermedad conocida como síndrome del corazón roto o miocardiopatía de Takot-Tsubo (menos atractiva para incluirla en 140 caracteres). Esta presenta unos síntomas parecidos a los de un infarto de miocardio común, pero con la peculiaridad de que se produce por una detención momentánea del mismo, no por una obstrucción en las venas.
 En lugar de bombear el 60% de su volumen, el corazón pasaría a bombear solo entre un 20 y un 35, según apuntó a S Moda el cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos, Iván Javier Núñez Gil. De esta manera, se duplicaría el riesgo de sufrir un ataque al corazón. 

Es lógico sentir cierta atracción romántica por casos como los de Cash y June Carter, imaginados como desafíos al rito católico que sanciona cualquier relación con un “hasta que la muerte nos separe”.
 Pero a pesar de que el alarmismo mediático pueda hacernos pensar lo contrario, en una mayoría de casos esta deficiencia cardíaca desaparece en un tiempo relativamente corto (aproximadamente una semana).
 Además, como evidencian los nombres mencionados en las anteriores líneas, la salud previa de los fallecidos juega un papel fundamental, siendo mucho más común en pacientes de edad avanzada o en aquellos que sufren de hipertensión (un 70% de los casos analizados) o colesterol alto (un 40%).
“Puede parecer que ocurre frecuentemente, pero es solo una consecuencia de la selección de noticias de los medios de comunicación”, afirma Dean Burnett en The Guardian.
 “’Una pareja de mayores muere con horas de diferencia’ es una historia de interés humano. ‘Millones de personas sobreviven a su esposo durante más de una década’ no lo es, así que solo oímos sobre los primeros casos”. 
 Morir por tener el corazón roto es posible pero solo en un 2% de los casos.
 Otra cosa es la recuperación emocional y psicológica, que puede durar varios años.
 Para ellos, y para todos aquellos que se sientan afligidos por la muerte de la princesa Leia o algún otro ídolo, Spotify tiene la solución.
 Casi un millón de personas están suscritos a una lista de canciones perfectas para el duelo como The scientist de Coldplay, Someone like you de Adele o el Cry me a river de Justin Timberlake, bajo el título –claro está– de Broken Heart.
 De si es peor el remedio que la enfermedad, ya depende de cada uno.
Antonio Flores no pudo superar la depresión provocada por la muerte de su madre, Lola Flores.